mardi 10 février 2009

OTRA DE AHOGADOS


Te tengo debajo.

Mis piernas sostienen nuestros movimientos, tus manos amortiguan el ruído. Tenemos visitas en el cuarto contiguo, una niña virgen e inocente. El deseo se grita a muecas torcidas, a cuellos que se estiran, a pieles de gusano, a musculos expandidos y contraidos, a bocas que se amordazan con besos de dientes.

Me muevo rápido, mi cadera es como lavandera en piedra de río. Te siento temblar, me dices cosas raras, parece que hablas en otro idioma, te contesto raspando tu cara con mis dedos; me pides que abra los ojos pero no puedo verte, todo esta borroso. ¿Qué sientes? preguntas y por fin logro enfocar tus pupilas pero no articular palabra; de lleno veo el reflejo de mis pechos danzar en la cabecera, me gusta.

Gemimos hacia dentro y es exitante; de nuevo somos como adolescentes, escondidos y silenciosos para hacer el amor. El ritmo se acelera y cada vez es más difícil contener a la estúpida cama, ella no quiere callarse; nuestros brazos, piernas, rostros, ojos, dedos, tiemblan. Me tengo que morder los labios para no gritar, casi a punto de sangrar abro los ojos, tu rostro tiene un estertor de niño "privado", de hueso de ciruela en la garganta, de coca-cola que se fue por otro lado.

Nos miramos a los ojos y ninguno de los dos puede aguantar la carcajada, nos reímos en los cuellos mientras en silencio se nos ahoga el orgasmo.

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